viernes, 1 de octubre de 2021

Semana Santa Canagüense:

             

    A lo largo y ancho de nuestra historia Canaguá ha sido un reservorio espiritual, cultural y de respeto, la semana mayor no escapa a ello, todo comienza con una serie de actividades desde el tiempo de cuaresma, el domingo de ramos se reúnen una gran cantidad de feligreses en la población de Estanques para que, el próximo día en horas muy tempranas avancen en un viacrucis convertido en una caminata de fe y esperanza  por la más hermosa serranía rumbo al El Molino, de allí al parque El Motor, luego se parte al pueblo donde se les espera en una verdadera fiesta de devoción.

    Algunos días antes a la semana santa, los habitantes se preparan para elaborar el tradicional amasijo del pan criollo por esas laboriosas manos de hombres,  mujeres y niños en las bandejas de madera, pasándolo por el molino después de un rato de reposo se lleva al  horno de barro calentado por esos montones de leña de sinare, guamo o say say, naciendo de allí un rico pan caliente de altísima calidad y sabor de una verdadera actividad familiar, para disgustarlo con el cafecito autóctono, guarapo de caña, el cacao criollo o con chocolate, acompañado con cuajada, queso fresco o ahumado, pensar en esta fecha quisiéramos adelantar el tiempo para estar allí por lo que se nos convierte en una verdadera añoranza, a esto se suma la preparación de una serie de platos como el majarete, el mute, sancochos de gallina o pavo, galletas, el palmito, trucha andina, dulces de higo y lechosa, estos alimentos también se consumen como los siete potajes el jueves santo, nuestros niños realizan los juegos de trompo y metras, algunos adultos se suman al juego de la baraja y del bolo, el día miércoles a medio día se abandona las faenas del campo y otras del día a día como respeto a Dios y para guardar los días santos.

    Dentro de estas actividades religiosas se celebran actos escénicos donde se representa al domingo de ramos, la última cena, la crucifixión y resurrección de nuestro Señor, el sueño de cada niño o cada joven es participar como integrante de ellas, nos llenamos de alegría cuando nuestros familiares abandonan sus sitios de trabajo y de vida en otros lugares del país para venirse a formar parte de esta celebración familiar, religiosa y de hermandad. Todos los que están lejos y no pueden venir les basta con llevarla en el corazón y en el recuerdo.

Por Willian G.M

Del libro: "En el Corazón de Canaguá".

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