miércoles, 23 de junio de 2021

Cuento El Espantapájaros

 

En un campo lejano, un niño salía de su casa por las tardes y se dirigía al lugar donde su padre tenía una siembra de maíz. Allí había un espantapájaros, cuyo objetivo era, espantar las aves que llegasen o comerse las amarillentas mazorcas.

           El niño caminó cubierto por las plantas de maíz y llegaba frente al espantapájaros, compuesto de palos y trapos viejos, su cara era una pelota elaborada con un trapo blanco y pálido, relleno de paja y sobre su cabeza reposaba un sombrero roto. El niño lo miró de abajo hacia arriba para conocerlo y observar su figura humana, le pareció simpático y le inspiró confianza, tanto así que el niño iba cada tarde a jugar con él y se hicieron muy buenos amigos. Una tarde inesperada el niño volvió y no consiguió al espantapájaros, se fue corriendo a su casa y buscó a su padre estrechándose entre sus brazos, llorando. El padre, casi terminando la tarde fue  y empezó la búsqueda del espantapájaros sobre la abundante cosecha, y sin ninguna explicación o motivo, este,  no se encontró allí, el padre no tuvo éxito en conseguir al amigo de su hijo, muy triste regresó a la casa y le dijo al niño:

            -Su amigo el espantapájaros fue reclutado y se marchó a la guerra.

       Un día el padre se inventó una carta que le leyó a su hijo como si fuese escrita por el espantapájaros, en la que le dijo:

           -Mi niño lindo no te sientas triste, ni  sólo, ni sigas llorando, ahora soy un soldado, estoy en la guerra y te estaré escribiendo cartas para que sepas de mis hazañas y aventuras.

            Así empezó una hermosa historia a través de las misivas por un periodo de dos años. El pequeño leyó cuidadosamente cada carta del espantapájaros en la que cada hazaña y aventura le parecieron inolvidables y fantásticas.

                Por último, el padre fabricó otro espantapájaros y lo colocó sobre la nueva siembra de maíz. Una tarde tenue y fresca volvió a su casa y le dijo a su hijo:

                -Su amigo el espantapájaros regresó y quiere que vaya a verlo.

                 El niño llegó a la siembra, lo observó y le dijo a su padre:

                -No es el mismo amigo que conocí, este es muy distinto.

                El padre hábilmente le contestó: -sus hazañas y aventuras lo cambiaron.

            El niño muy feliz arrancó el espantapájaros lo abrazó y se lo llevó a su casa. El padre lloró viendo este acontecimiento mientras pensó:

             -“Todo lo que hacemos por nuestros hijos nunca se pierde y esta felicidad ahora continúa de otra manera”.

 

Por Willian G.M

Del libro: “De Tinta y Papel”.

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