A principio
de la década de los años 60 en Canaguá, cuando ejercía el Dr. Manuel Figueroa
como director del dispensario, ahora hospital I, tuvo la iniciativa de que el pueblo contara
con su servicio de aseo urbano y le hace la sugerencia y recomendación a Elías Flores quien se
desempeñaba como presidente de la Junta Comunal, con el fin de prestar el
servicio de recolección y transporte de residuos sólidos urbanos. El presidente
de dicha Institución Comunal designa a Antonio Ramírez García para tal y digno
oficio, y éste a su vez desempeñaba la función con dos ayudantes su hijo
Melanio Ramírez Mora y su sobrino Ramón Mora. El carpintero Braulio Durán
diseña una carreta con estructura y ruedas de madera con un fondo rectangular
recubierto por una lámina de aluminio para darle mayor protección a la misma
ante el derrame o el enjuague de estos desperdicios. Era remolcada por la burra
“Cisne” un animal procedente de la población de Mucutuy por lo que además le
decían “La Mucutuyera”. Más tarde se reemplazaron las ruedas de la carreta por
neumáticos de automóvil e igualmente la burra por otros burros con el
transcurrir del tiempo en esta tarea, empezaban a limpiar la localidad a las 8
de la mañana y ya en horas del mediodía la misión era cumplida. La mensualidad
de este servicio tenía un valor de 50 bolívares por cada casa o familia.
El vertedero o botadero de la basura
se estableció en la a orillas de la confluencia entre la quebrada de “El
Rincón” y la quebrada “El Salado”, en este afluente donde se echaba la basura
sólo había en abundancia plantas de tártago, la basura que comúnmente salían de
las casas era más que todo cáscaras o conchas de las verduras y frutas,
costales viejos, restos de pieles o cueros, latas, chingaleas y esteras viejas
por lo que se convertían en materia orgánica en el suelo. El plástico no era
muy frecuente, al igual que las bolsas plásticas y los que son provenientes de
uso agrícola como herbicidas, insecticidas, fungicidas y otros de estas mismas
características que son los que con mayor frecuencia contaminan la naturaleza y
el ambiente. Entre los restos de basura provenientes de las cocinas o fogones
de las casas venían semillas de chayota, auyama, pepino, zapallo y otros, que luego al germinar estas plantas se
extendían entre los tartagales y al estar cosechadas, muchas personas buscaban
allí estos frutos. En esta labor de mantener la población limpia Antonio
Ramírez García y sus ayudantes permanecieron 15 años con feroz empeño sin
recibir arreglo, jubilación o pensión alguna por el Estado y en el año 1977
José Amadeo Mora y su hermano Ramón Mora son nombrados como los nuevos
encargados del aseo y en la primera década de los años 80 del siglo pasado,
durante el gobierno del Dr. Luis Herrera Campins, el Concejo Municipal adquiere
un vehículo tipo volteo para el traslado de los desperdicios y los nuevos
obreros contratados para el oficio, el barrido de las calles del pueblo y otras
áreas públicas recibiendo un salario por el Estado. Actualmente es poco común
en Venezuela ver la realización de esta actividad, en la cual se puede observar
a un camión recogiendo la basura y los obreros realizando los barridos de las calles
de una localidad.
Tiempo después se escogió como
vertedero o relleno para la basura en el páramo “El Motor” sin haberse
realizado una inspección técnica y sanitaria para tal fin en pleno corazón de
la naturaleza y del medio ambiente, ya que estos rellenos destinados para la
disposición final de la basura deben tener una multitud de medidas para reducir
los problemas generados por la contaminación ocasionada por la basura. Estas
medidas deben ser el estudio detallado del impacto ambiental, económico y
social desde una planificación acertada determinando el lugar para el vertedero
y la vigilancia técnico-sanitaria durante la vida del mismo. Para la
construcción de este relleno sanitario debió ser importante la selección de un
lugar específico que reúna las situaciones correctas en cuanto a la topografía,
el nivel de las aguas subterráneas, disposición del material para cubrir la
basura con el trabajo de algunas máquinas, a medida que se va colocando la basura
estas deben ir compactando la basura con capas de tierra con ciertas medidas de
grosor, con respiraderos para los gases que se liberan por la putrefacción,
posteriormente controles de olores y sobre estas compactaciones de basura otros
niveles de tierra y así sucesivamente hasta que al final del tiempo de vida del
relleno sanitario se dé por saturado, con estos métodos de ingeniería se le da
más protección a la naturaleza y previniendo los efectos adversos que genera nuestro
medio ambiente, así se evita la lixiviación de estos residuos sólidos hacia las
quebradas y el río de Canaguá. Estas técnicas de relleno para la basura tienen
que generar en la población un gran avance de gestión ambiental, es
recomendable actualmente en la zona tomar medidas para evitar una potencial
amenaza en materia ambiental y de la salud humana.
Por Willian G.M
Del libro: “Crónicas bajo el sol de la medianoche”.
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